sábado, 9 de junio de 2007

Stanislav Petrov (Armagedón 83)

Buscaba yo una noticia que hace años vi en un reportaje en televisión. Trataba sobre un fallo en el sistema de alertas balísiticas de Estados Unidos que estuvo a punto de desencadenar una guerra nuclear al identificar un supuesto ataque nuclear soviético.

Como no tenía muchas ganas de buscar me quedé con el primer resultado que me apareció en el buscador, que casualmente, era el caso opuesto: la URSS había estado a punto de provocar la guerra nuclear (lo que equivale a decir la destrucción del mundo, ya que ambas potencias tenían arsenal suficiente para destruir el mundo varias veces) al creerse atacados por los Estados Unidos. Los Estados Unidos de México, no, los otros, los Estados Unidos de América.

En el verano de1983, el mundo vivía una situación especialmente tensa: la OTAN había decidido hacer unas maniobras militares en el Mar de Barents, en las narices de la URSS...desde luego, ¿a quién se le ocurre? Los rusos, evidentemente, no les sacaban ojo.


Intencionadamente o no, el 1 de Septiembre, un avión que cubría la ruta Nueva York - Seúl penetró en el espacio aéreo soviético. Acción - reacción: los rusos le dispararon al avión. Murieron todos los pasajeros, 269, incluído un congresista americano.

Semanas más tarde estaban programadas las maniobras americanas Able Archer, en sus bases europeas. Los soviéticos, desconfiaban de sus intenciones, especialmente después de haberse cargado su avión, y pensaban que podrían ser atacados.




El 26 de Septiembre, en el bunker Serpujov-15, en el que se concentraban los sistemas de alerta de misiles intercontinentales, se encontraba al mando Stanislav Petrov. De casualidad, porque no le tocaba a él.


Los sistemas de alerta de Serpujov-15 detectaron el lanzamiento de un misil desde territorio americano. Stanislav Petrov no se lo creía. Un ataque americano no podía consistir en un solo misil, ya que ellos contraatacarían con miles. Minutos más tarde, aparecieron en el sistema de alertas 4 misiles más.

Satanislav tenía la obligación de trasladar la información a sus superiores. Si les decía que los atacaban, descadenería una brutal repuesta (el Kremlin, tendría 10 minutos para decidir si repondían o no con misiles nucleares); si les decía que, como tenía, se debía a un fallo informático, y se equivocaba, estaría encaminando a su país hacia la destrucción. Se decantó por esta última opción, y acertó.


Salvó al mundo.


Lo relegaron a funciones menores. Posteriormente abandonó el ejército.






2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un gran tipo este Stanislav. Espero que fuera féliz a pesar de todo.

Metalsaurio dijo...

En realidad, al irse del ejército le dieron una pensión de pena y al poco tiempo murió su mujer...

Pero sí, un gran hombre.