martes, 9 de octubre de 2007

Ventana a la Tormenta

Otro brazo de viento moteado de lluvia solicitó permiso para entrar por la ventana. Con la noche, el agua había decidido caer para dar vida, y de paso limpiar la ciudad. Las luces de los edificios, orgullosas y altivas, destacaban en la oscuridad y se reían interiormente de la multitudinaria soledad de las farolas. Un relámpago rasgó el cielo, enmudeciendo las almas para luego desparecer en un potente rugido.

Tocó el cristal, pensando que así, de algún modo, podría solidarizarse con la tormenta; sus yemas, levemente posadas, atrajeron la atención del viento, que ésta vez, se acercó con curiosidad. Sin manos, sin cuerpo, el viento observaba; y sentía cómo las pupilas inexistentes de la estatua de piedra que franqueaba la ventana y sostenía una bola del mundo, se clavaban en su incorpóreo ser. Dentro, en la habitación, una silueta se perfilaba en el ventanal, y miraba, plácidamente al exterior. De tener cuerpo, pensó el viento, advertiría mi presencia.

Sonó un teléfono.

Y el dragón azul que, inadvertido, surcaba el cielo, detuvo su vuelo, se posó sobre el tejado más próximo y encendió su pipa, pensativo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buenas, Metalsaurio.

Ya estoy de vuelta... desgraciadamente. Te envio una historieta, a ver qué te parece.

La cita

El corazón me iba a tanta velocidad que rompió todos los cables y conductos que le unían al resto de mi cuerpo. Se movía de alante a atrás, de derecha a izquierda... estaba cogiendo vuelo y rebotaba contra mi pecho y espalda resquebrajándome por dentro. Tenía la piel llena de grietas.

Por fin me decidí y llamé al timbre.

Fui recibido muy cortésmente. La pareja era encantadora. Tendrían unos 50 años cada uno y se notaba que vivían una vida plena y feliz. Nos habíamos conocido por internet. Estaban muy interesados en lo que podía ofrecerles. Yo también, había visto las fotos de su web y me había enamorado como un loco.

Por desgracia, ella no estaba...

Después de negociar las condiciones de nuestro acuerdo, quedamos para el día siguiente. Preferían que fuera en mi casa.

Aquella noche apenas pude dormir y, cuando lo hice, seguí soñando con su imagen dulce y encantadora, con la vida repleta de amor y pasión que nos esperaba.

Por fin, llegó la hora de la cita. Vinieron los tres, aunque sólo tenía ojos para ella. Era más bella incluso que en las fotos. Su melena dorada preciosa y su mirada soñadora me embobaron hasta casi perder la conciencia. Me sentía el hombre más afortunado del mundo...

Una vez hechas las presentaciones correspondientes les llevé al cuarto donde consumaríamos nuestro trato y les indiqué un sillón donde podían sentarse a presenciar el espectáculo. En un principio, ella se mostró huídiza y desconfiada, pero pronto noté que mis caricias ya no le molestaban y que yo también le gustaba.

Me bajé los pantalones... parecían atónitos...

Pero... qué hace?- dijo el cincuentón -¿Dónde está su perro?

Metalsaurio dijo...

Jio, jio!

Me da que tú también viste el documental sadomaso que dieron por la tele hace unas semanas...ese en el que salía una actiz sadomaso diciendo que tenía un fan cuyo mayor sueño era chuparle la suela de las botas “y un día quedamos, y le dejé que me chupase las suelas”

El colgao: “y le chupe las suelas me fui. Mi sueño hecho realidad”

Yo, cenando...