jueves, 11 de junio de 2009

La Princesita Rosada, el Príncipe Azul Oscuro y el Dragón (Parte 3 de 3)

Ajeno a las leyendas que sobre él circulaban, habitaba el dragón una cueva oscura y perdida de la mano del hombre, ignorando que príncipes enfundados en hojalata trataban de darle caza y acabar con la maldición.

En libros más oscuros y perdidos que su oscura y perdida cueva estaba escrito que por cada primogénita nacida de linaje real, eclosionaría un huevo de dragón y que éste, no descansaría hasta ver muerta a la princesa; los dibujos que ilustraban sus páginas mostraban, en el mejor de los casos, gigantes lagartos alados al acecho de doncellas tocadas de coronas, y en el peor, con restos de princesa entre los dientes. Y, sin embargo, el dragón nunca había sentido tales impulsos.

A la llamada de la música, asomó la jeta desde la espumosa penumbra, desplegó sus alas y voló en dirección al Oeste hasta divisar a un jinete azulón que cabalgaba rumbo a la torre. Temiendo que a la Princesita Rosada le sucediese algo, se lanzó sobre él y lo comió.

El arpa siguió sonando en la torre y el dragón, incapaz de entrar en ella, siguió escuchando música desde la cueva.


3 comentarios:

Ártico dijo...

Sin duda la parte del dragón ha sido es y será la mejor parte de las tres. Buenísima historia

Gabriel B. dijo...

Me ha gustado mucho el tono que has usado para contar la historia y la vuelta de tuerca del final.

Saludos.

Metalsaurio dijo...

Ártico, Gabriel, gracias a los dos.

(Gabriel, a mí me ha gustado más el tono que la historia en sí, jeje!)