domingo, 8 de agosto de 2010

Interferencias: La playa

El nombre de la playa no es, ni por asomo, tan importante como el saber que sobre arenas y agua, el cielo lucía tan gris y esponjoso como cualquier día nublado a punto de tornarse en noche. Ausentes se agitaban las olas, despreocupadas de su anterior afán por hacer suya la orilla. También las arenas sellaban la paz y tranquilas se presentaban ante el mar, dejando atrás las lomas y las grandes dunas.

Desde una de estas lomas y a través de un objetivo, Raúl contemplaba cómo el sol con sus últimos bríos diarios despertaba reflejos y tonos nunca vistos en las veinticuatro horas precedentes y cómo un paseante, sin más filtro que sus ojos, miraba al mar y caminaba descalzo por las húmedas arenas de la orilla, pequeño todavía en la distancia pero más que nítido a través de las lentes que acercaban su cara a las retinas de Raúl: distinguía sus ojos, el leve movimiento de su nariz y su boca al respirar, distinguía también una pequeña gota de sudor en su frente. Con cualquier cámara fotográfica que lograse al menos la mitad de la definición que alcanzaba su objetivo, pensó Raúl, una buena foto estaba asegurada. Pero ese atardecer, Raúl no era fotógrafo y apretó el gatillo.


2 comentarios:

Grilo do Demo dijo...

jajajajaja
inesperado cuando menos, y la canción, al pelo

Metalsaurio dijo...

:)
la otra canción "candidata" era "la soledad del francotirador" de Transportes Hernández y Sanjurjo.