jueves, 23 de diciembre de 2010

Los renglones de Dios

Contaba mi abuelo que, allá por el año 3000, un médico de nombre impronunciable y probada integridad había dado un paso de gigante a la hora de diagnosticar a tiempo uno de los males que aquejaban sin pudor a aquella primitiva sociedad urbana: la ninfomanía.

Ahora, que trabajo en el San Benedicto XVI, uno de tantos centros dedicados a guiar a estas pobres chicas, recuerdo y pronuncio sin trabarme el nombre de aquel médico, cuyos ensayos y moral nos inculcaron a fuego en la facultad. Vienen a mi mente sus enseñanzas pero tropiezan inexplicablemente, una y otra vez, con el café al que Mantis, la reclusa de la celda 69, me quiere invitar esta noche.


3 comentarios:

Pugliesino dijo...

Aquí los males son las inundaciones pero sí que me tomaría un buen café bajo un magnífico sol del bueno, de esos de 40º a la sombra :)

¡Felices Fiestas quillo, que este año traiga esos renglones derechos, de izquierda claro, y esa pócima escrita sobre ellos que termine con todos los males!

Rebeca Gonzalo dijo...

Humor ácido... ¡Me encanta!

Metalsaurio dijo...

Carlos, Sechat, gracias y Feliz 2011!