viernes, 25 de febrero de 2011

Epistolario secreto

Por curiosas y fuera de lo común, que no pasen por falsas mis palabras, oh César, pues en ellas yace la verdad oculta a los ojos del Imperio. Permíteles guiar tus pasos en esta tierra ignota y eludir así los padecimientos y la incertidumbre con los que desde que atracamos camino y exploro.

Partí de Ostia con el SPQR en mi corazón, en mi mente, y en los pilum de cada legionario que me acompaña, mas aquí, nadie sabe del Senado y del Pueblo de Roma y les trae sin cuidado nuestro estandarte y el poder que lo sostiene. En sus gentes, bastas y de costumbres salvajes, el único signo apreciable al que benévolamente llamaríamos civilizado es un coliseo que, con cierto esfuerzo –a priori, difiere en más de lo que se asemeja- me recuerda al de alguna ciudad menor del Imperio.

Tardamos un tiempo en descubrir el porqué de su actividad nocturna -mientras dormíamos, ellos velaban y festejaban en su coliseo iluminado por antorchas y gritos- pero, una vez puestos a ello, resultó tan sencillo como entrar como uno más y acomodarnos en la bancada de piedra: rodeados de fuego, pelean fieras, esclavos y gladiadores.

Los esclavos caen los primeros: más que pelear, corren perseguidos por las fieras o los gladiadores ante el regocijo del público. Los luchadores miedosos y condimentados en sangre propia y ajena, son las siguientes presas fáciles. Y si alguno, bestia o gladiador, queda en pie en noche de luna llena, desde un oscuro pasadizo un último gladiador salta a la arena y se hace el silencio. Los que están en las primeras filas buscan acomodo en las traseras, y los de las traseras, corren a sus guaridas.

Las noches de luna llena este gladiador, mira al cielo…y pobre de aquel que le haga frente, porque al tornarse lobo sus aullidos hielan la sangre.


martes, 15 de febrero de 2011

Behind blue eyes

Hace ya un tiempo, un colega me presentaba una gran balada que acababa de descubrir: Behind blue eyes, de Limp Bizkit.



Hoy descubro que la original es de The Who. Grandes canciones las 2, la original y la versión.


lunes, 14 de febrero de 2011

De cuento

-¿A que parezco de un cuento? ¿De cuál quieres que sea?

-Del que quieras.

-Del que quieras tú. Uno que te guste.

Cerró los ojos mientras, recostada en el sofá, esperaba un cuento en el que adentrarse de la mano del sueño y una caja musical a medio abrir.

-Uno de esos que empiezan por “Érase una vez…”

Cerró los ojos y voló al país de los caballeros y los castillos, de las princesas y los dragones, y todavía más despierta que dormida, contempló los aposentos de una reina que tumbada en la cama y aburrida jugaba sin ganas con una caja de música y soñaba ser plebeya.


sábado, 5 de febrero de 2011

Bienvenido Ofiuco

...y así, de repente, afirman que los signos del zodiaco, han de cambiarse, en vista de que la posición de la Tierra respecto a las constelaciones ha variado y la gente, claro, se angustia. Si es que es normal: la de dinero que se habrá dejado más de uno en cartas astrales, pitonisas y rituales varios y resulta que, mira tú, (aparte de la credibilidad que cada cual le pueda dar a esas lecturas o predicciones) lo que le contaban era de un signo distinto al suyo.

El nuevo signo, el invitado al que imagino ya se estarán adaptando futurólogos varios, es Ofiuco. Y casualmente, con su incorporación a la carta zodical, yo paso a ser Ofiuco.

Por lo que se ve la wikipedia es bastante molón: es hijo del dios Apolo y de la humana Corónide y las circunstancias de su nacimiento varían según la versión:

1 – Corónide y Apolo echan un polvo y éste, deja bajo la vigilancia de un cuervo blanco a la futura madre, que entre otras cosas, aprovecha los 9 meses de embarazado para liarse con un mortal. El cuervo se lo cuenta a Apolo, que se enfurece y lo condena a él y a su especie a ir de negro y escuchar Black Metal. A Corónide la mata, la incinera y sólo en ese momento salva a su hijo (Ofiuco).

2 – Apolo y Corónide se enrollan y Corónide da a luz en secreto en una montaña y abandona al bebé, que sobrevive gracias a la leche de una cabra y a los cuidados de un perro. Cabra y perro pertenecían a un pastor que se ve que no se involucró mucho en la crianza por que el niño brillaba y lo achacó a “cosa de los dioses”. (Traducido al cristianismo: María y José abandonan al niño Jesús en el portal, al cuidado de la vaca y del buey, ¿por qué? Por ser hijo de Dios).

A partir de ahí, Ofiuco, también conocido como Asclepio (el Escolapio romano) tuvo más suerte y fue educado entre su padre, el minotauro Quirón y Atenea, que le regaló 2 botes de sangre: una envenenada y otra con el poder de resucitar a los muertos. Y como Asclepio era espabilado, con las enseñanzas recibidas y los botes de sangre, se dedicó a curar y resucitar a la gente, cosa que disgustó a Zeus ya que alteraba el funcionamiento “normal” de vida-muerte. Y lo mató. Con un rayo fabricado por los cíclopes.

Pero lo historia sigue:

Apolo, en venganza, mató a los cíclopes y Ofiuco ascendió a los cielos, convirtiéndose allí en la constelación que ahora lleva su nombre.



viernes, 4 de febrero de 2011

Port Royal y La Isla Tortuga

-Excuse me, where am I?
-In Port Royal!

Después de unos cuantos años escuchando a Running Wild, y alguna que otra película de piratas, una pequeña incursión por internet, me ha solucionado algunas de las dudas que tenía en cuanto a la ubicación de los reductos piratas más emblemáticos del Caribe.

Por partes:


Port Royal: ¿pero la capital de Jamaica no es Kingston? Port Royal fue la capital de Jamaica desde 1656, un año después de que los ingleses, por mandato de Oliver Cromwell, arrebatasen la isla sin declaración de guerra de por medio, a España. La capitalidad les duró 36 añitos, hasta 1692, que fue cuando un terremoto que hundió 2 tercios de la ciudad bajo el agua. A partir de ahí, el gobierno se trasladó primero a Spanish Town y después a Kingston.

En Port Royal, como sabemos, anidaba lo mejor de casa: por su buena situación geográfica y por el interés de los ingleses en atraer a estas gentes para cubrirse en caso de ataque español (aunque habían tomado la isla, estaban en clara inferioridad numérica). Por aquí pasaron y reposaron Bartholomew Roberts y Henry Morgan, que incluso llegó a gobernador (para esos tiempos, Morgan ya estaba más a favor de colgar de piratas que de ejercer de pirata: desde 1687 en Jamaica se persiguió la piratería) y también llegó y murió Calico Jack.


Ver mapa más grande


Isla Tortuga: La isla Tortuga, a la vista del mapita de arriba, vemos que queda un tanto alejada de Jamaica (y, lógicamente, de Port Royal) y se sitúa encima de lo que ya hace muuucho, muuuucho tiempo se llamaba La Española y ahora es una isla compartida entre la República Dominicana y Haití.

En 1640, Francia arrebata el control de la isla a los ingleses y, facilita, conscientemente o no, la vida a los piratas que merodeaban por allí. Unos años más tarde, en 1655 (cuando España perdía Jamaica) le ceden el control a Bertrand d’Oregon, ex pirata, (moda que como ya vimos que siguieron los ingleses en Jamaica), que dejó campar a sus anchas a su ex compañeros de profesión hasta 1670.

Y hasta aquí la clase de historia de hoy.

Running Wild: Port Royal




Running Wild: Tortuga Bay



jueves, 3 de febrero de 2011

Marc Chagall, Henri Matisse y las cabras y los armiños

“La felicidad no es completa sin una cabra tocando el violín”

Con esta frase hacen alusión en la comedia romántica Notting Hill (como el barrio londinense, del que toma el nombre la película) a la cabra del cuadro de La Mariee, de Marc Chagall. Que conste que, al menos en mi caso, puedo ser completamente feliz sin una cabra tocando el violín, sobre todo cuando la cabra tiene una cara tan inquietante como la del cuadro.

Por otro lado, ¿de verdad a alguien le interesan los motivos que están detrás de la sonrisa de la Mona Lisa cuando hay una cabra –¡a saber con qué intenciones!- con un violín? (centrándonos en Leonardo Da Vinci: ¿no es más interesante saber cómo se llamaba el armiño de La dama y el armiño? De entre todos los armiños del mundo, ¿por qué ese?) Lo de cabra del violín es curioso porque, más allá del hecho de que sepa tocarlo, por lo que veo en Google, reaparece en algún cuadro suyo más.

¿Y adónde quiero ir a parar con tanto rollo sobre Marc Chagall y sus cabras? A Henri Matisse, ¿y qué tienen que ver Marc Chagall con Matisse? Pues que pensaba que el cuadro de La Mariee era de Matisse. ¿Y qué tiene que ver Matisse con este blog? Pues que tengo un marcador de libros con su cara –autorretrato, más bien-. Hale.




Y si has llegado hasta aquí, un regalito en línea con el tema de hoy: exposiciones virtuales

miércoles, 2 de febrero de 2011

Eugene Di Testa

Cuando, al abrir la edición internacional del New York Paper el nombre de Eugene Di Testa brincó a mis retinas cual piojo al párvulo, mi sistema nervioso respondió a la perfección: contuvo a los ojos en sus cuencas y libró a la mandíbula de un desencaje casi seguro; mas del café, no quiso o no pudo responsabilizarse y lo expulsó en haz chorreante desde mi boca al mundo.

Eugene Di Testa. Con ese nombre, al igual que el Zorro con su Z, había firmado desde niño mis trastadas y, tanto me valía para inocentes notas de preadolescente como para una amenaza de bomba el día del examen de fin de carrera. Y, si bien, lo de la llamada-bomba fue un orgiástico clímax en las aventuras de Eugene, aunque a menor potencia su motor, entre vandálico y justiciero, nunca dejó de funcionar: bajo el nombre de Eugene Di Testa colaboré en una radio ahora prohibida, saqué adelante dos o tres números de la revista erótica Tu ciudad en bolas y puse en marcha un blog que a las autoridades pertinentes y enmascaradas disgustó sobremanera.

Por esos mundos me movía, por esos mundos se movía Eugene hasta que la Silver Films Inc. dio su ok al boceto de guión que, con las hazañas de Di Testa, meses atrás había enviado a sus estudios. Les gustaba y querían más, a poder ser con un toque a lo Michael Bay: más fuego, más explosiones, ¿y una catástrofe natural? Sí, por favor. Lo hice, se lo envié: la de Eugene Di Testa se convirtió en la vida de niño encaminado a ser un duro, un Bruce Willis chistoso y heroico a su manera, que era amado por las chicas, respetado por los chicos y postulado como líder por la masa feliz; y, mi vida, de contar con el beneplácito final de la Silver Films y el aplauso del público, se convertiría en la de un afamado guionista de Hollywood.

La historia, Di Testa - Di Action, comenzaba con una enorme estatua de Temis de espada quebrada y balanza vencida. Y un Eugene de rostro meditabundo.

Ese mismo rostro, el que me figuraba cuando de chaval firmaba con su nombre, era el que ahora me encontraba en las páginas del New York Paper acompañando una entrevista en la que me acusaba de manipular su mente y de quemar, explotar y destruir ciudades. Estatuas incluidas.



martes, 1 de febrero de 2011

Trailer

¿Si un anuncio es un trailer, varios anuncios son un convoy?

En la búsqueda de una editorial que publique los relatos que recopilé me he topado con que los libros también cuentan con anuncios en formato de vídeo. Qué cosas. Para prueba dos ejemplos:

Reckless, de Cornelia Funke:






A praia dos Afogados, de Domingo Villar (gran libro, hablaré de él otro día):