viernes, 30 de marzo de 2012

Cumpleaños Sáurico (V Aniversario)

En Mallrats, de Kevin Smith, dos de los personajes discuten ante un entintador de comics sobre el sentido de esa profesión. Uno de ellos dice que se limitan a calcar lo que hace el dibujante y el otro opina que el entintador es quien da carisma al dibujo. Yo soy de los que están a favor del dibujante y de los que creen que un buen entintador es fundamental para transmitir la fuerza que tienen los originales. (Un mal entintador puede estropear un buen dibujo pero un buen entintador lo tiene complicado para arreglar un buen dibujo).

Pensaba estas cosas hace unos minutos, mientras dibujaba y perfilaba el Metalsaurio 5º Aniversario (aunque soy mejor con el lápiz que con el rotulador, creo que me ha quedado bien :D )… y es que hoy, día de huelga de general contra las reformas de Marianico Recorto, en cada manifestación, desde Rías Baixas a Marina D’Or, ¡todos sabemos que el blog cumple 5 años!

Casi nada. Se me ruboriza la glotis sólo de pensarlo.

Nacido para pasar el rato y publicar en él las chorradas que me pasasen por la cabeza, con el tiempo, y de la mano de la música, las historias fueron tomando más y más peso y con la práctica, mi estilo se iba (y se sigue) puliendo. En cuanto al estilo, sé que para algunos resulta lento y con referencias no siempre sencillas de captar, por lo que a los que me seguís os agradezco mucho el doble esfuerzo de leerme y de pararos a entender (sé que, aún así, las historias que más os gustan o que al menos tienen más éxito, son las de lenguaje más sencillo por lo que trataré de hacerlo así siempre que pueda). Por lo que se refiere a la música, tanto en mi vida fuera del blog como dentro de él, juega un papel importante y, las más de las veces, busco bien hasta dar con una canción que encaje con la historia. Otras veces es al revés y es la canción la que inspira el relato.

Ya en terreno más personal, me da algo vértigo mirar hacia atrás, hacia la sombra del dinosaurio. En estos cinco años, he pasado por momentos muy bajos y por momentos muy buenos y en cada uno en su medida han dejado su huella en mí y mis relatos. Hay quien dice que es en los momentos más bajos cuando más y mejor se escribe. Es posible. Si ese es el precio de escribir, prefiero no pagarlo y estar bien. Además, creo que se puede escribir con calidad y encontrarse bien. También quiero aprovechar para agradecerles a todos aquellos que conscientemente o no, me han ayudado durante este tiempo porque sin ellos, más de una de estas historias no habría nacido.


Un detalle del que estoy orgulloso es de la vida del blog. Muchos mueren al poco tiempo y, éste, pese a que más de una vez he estado a punto de dejarlo, sigue ahí. Y creo que de forma bastante original.



Esperemos que por mucho tiempo. Y espero que sigáis por aquí :D


martes, 27 de marzo de 2012

Desertores (Capítulo 2)

Capítulo anterior: Desertores I

“Organizar la guardia, organizar la guardia…” barruntaba Onofre.

No lo veía tan sencillo. La noche anterior había montado guardia frente a la improvisada prisión a cuya puerta se había presentado el capitán Firmes. Con un “Buenas noches, acompáñeme” lo invitó a seguir sus pasos hacia el interior y casi sin saberlo, el cabo Barrenos, se vio envuelto en el absurdo torrente que estaba por llegar.

En la antesala del cortijo estaba José Luis Calaboccio sentado al más puro estilo pastor militarizado, y en las cuadras de barrotes preguerra -¿qué clase de animales guardarían allí antes del julio del 36?- los presos miraban a los visitantes entre aburridos y asustados. Más preguntas, pensó uno. Otra paliza, juzgó otro.

-¿Qué queréis? – inquirió el carcelero, un poco mosca y con la diestra camino de la pistola.

Barrenos, con los hombros encogidos y el gesto extrañado señaló al capitán, y el capitán, con un gesto de la cabeza, a los prisioneros.

-¿Y esos?

-Son prisioneros.

-Ya. Me los llevo.

El cabo Onofre, todavía sudaba al recordar lo que había pasado a continuación. El fusil se le resbalaba entre los dedos, Calaboccio se revolvía atónito en su silla e intentaba un grito –mitad taco, mitad auxilio-, y el capitán, pistola en mano, repetía lo de “me los llevo” y disparaba al carcelero.

-¿Algo que decir, Barrenos?

-Supongo que ahora soy cómplice…

Despeinado y un poco sudoroso, mientras hurgaba en el cadáver en busca de las llaves de la cárcel, Manuel le echó un vistazo. Supones bien, le dijo sonriendo.

Y ahora, una noche después, tocaba organizar una guardia con esa gente. Esa gente –del otro bando algunos y desobedientes de su propio bando, otros- que lo había mirado raro la noche anterior al salir del cortijo.

Son de mi pueblo, le había dicho el capitán como única explicación.

Rock it now! (or die): El pistolero

Hace poco me comentaba un amigo que hay muchas canciones que merecen una revisión porque se quedaron viejas. Uno de los ejemplos que me ponía es "El rey": esa que dice lo de "con dinero o sin dinero hago siempre lo que quiero pero sigo siendo el rey"...con unas cuantas cervezas encima os aseguro que la idea de hacer una versión rock de esta canción es de lo mejorcito :D

El caso es que la radio de vez cuando me sorprende con alguna canción  que ya acumula algunos añitos y que aunque pueden resistir algunos más haciendo un papel medianamente digno, necesitan una manita rockera para que vuelvan a brillar.

La canción que tengo en mente ahora mismo es de Pistones y lleva por título "El pistolero":

sábado, 24 de marzo de 2012

Recursos limitados

Alicia tiene tantos muñecos en su cuarto como amigos a su alrededor. Con unos, los de trapo y puntadas, juega a solas cuando se cansa de los otros, de esos que más allá de su puerta la saludan y le hacen carantoñas.

Alicia ya no tiene cojines en su cuarto. Tampoco almohada. A cambio muchos muñecos la apoyan y le hacen arrumacos al dormir. No como los de afuera, que a veces saludan y a veces no, unas veces ríen y otras conspiran.

Alicia tiene un nuevo compañero de clase y con él un problema. Alicia sabe sumar y restar y, a falta de más relleno para muñecos, sabe que por cada nuevo compañero uno viejo ha de matar.


jueves, 15 de marzo de 2012

Desertores (Capítulo 1)

El cerco de la infantería era cada vez más agobiante y el alto mando en su repliegue, ya ni siquiera pensaba en disimular un ataque, un blitzkrieg de circunstancias, no, no, sólo en defenderse y en la lapidaria frase que soltarían al expirar.

En el otro bando, las órdenes eran claras: sin prisioneros, había dicho el capitán Manuel Firmes, justo antes de soltar una risotada que retumbó en una noche en la que más que los tiros se oían los lamentos del enemigo.

En una mano, una modesta taza con agua caliente y manzanilla, en la otra, cinco dedos como serpentinos monstruos maquinaban el siguiente movimiento de tropas. Apuntó a un peón, lo cogió y avanzó una casilla:

-¡Jaque mate!

Cautivo y desarmado el rey negro, el derrotado cabo Onofre Barrenos compuso un gesto serio, recogió el tablero y las piezas, una por una, y mientras Firmes marchaba orgulloso para su saco de dormir, fusiló en la noche al peón blanco causante de su vergüenza.

-Cabo Barrenos –dijo el capitán desde su saco- organiza la guardia. Nos espera un largo viaje.

sábado, 10 de marzo de 2012

¿Bloqueo?

Hace un par de días, acababa de leer el hilarante ¡Guardias! ¡Guardias! de Terry Pratchett y comenzaba el Ifgenia y otros cuentos (de Gonzalo Torrente Ballester) con el que todavía estoy.

Me fascina la forma en que estos dos individuos narran de forma fácil lo aparentemente difícil y que otros escritores, resuelven o de forma bobamente simple o retorcidamente complicada. Además, claro, de que ambos aseguran más de una sonrisa y alguna que otra risa, especialmente Pratchett, y de que Torrente Ballester se desenvuelve con una prosa especialmente potente (recuerdo la impresión que me dio leer las primeras líneas de Filomeno, a mi pesar: casi parecía que una locomotora de letras pasaba a pocos metros, despeinándome).

En el prólogo de Ifgenia y otros cuentos, mi paisano, dice:

“Pienso, y mi experiencia personal me sostiene en esa creencia, que las dotes más o menos valiosas de cada cual le conducen hacia géneros determinados; que existen (como si dijéramos) en cada cerebro moldes previos a los que se acomodan el cuento o la novela, el drama o el poema lírico, y que si bien hay algunos escritores capaces de llevar a la perfección obras de la mayor diversidad, otros, de menor alcance en sus poderes deben de atenerse a un género concreto para el que están mejor dotados. O quizá destinados, ¡váyalo usted a saber!”


Es posible que sea esto lo que me pase. Hace tiempo que tengo en mente qué contar en una historia más larga de lo habitual (llamarle novela me parece demasiado, porque no sé a qué extensión podría llegar) que tengo proyectada, y sin embargo, aún teniendo claro la escena inicial, soy incapaz de llegar a un primer párrafo que me convenza. Quizá el “género concreto para el que estoy mejor dotado” sea el relato corto o el minirelato.

O quizá sólo sea algún tipo de miedo escénico. El tiempo lo dirá.


jueves, 1 de marzo de 2012

Politikills

Era incompresible, pero era real. Miles de cabezas de caras tristes gritaban y se quejaban ante la fina pero armada línea de cascos rellenos, decían, de más cabezas, y con sus voces turbaban las diminutas cabezas de los políticos que cobijados, aún tenían orejas.

-No me dejan dormir, papá.

Alejado de la manifestación, en la mansión del Delegado del Gobierno, las protestas quedaban lejos y ahora era el niño quien se quejaba una y otra vez.

-Es que en tus oídos retumban sus gritos. Y me despiertan.

-Vuelve a la cama –dijo el padre-. Haré una llamada, y en cuanto comience la carga contaremos ovejitas juntos hasta que te quedes dormido.