sábado, 30 de junio de 2012

Explorando horizontes ( 2 de 3)

Capítulos anteriores: Primera parte

Pierre, el pintor olvidado que cada mañana en Montmartre pintaba La Creación de Adán y anhelaba comprender sus sueños, echó a andar hacia el puerto de Le Havre. En algo más de una semana, comprobó que el cielo era más azul junto al mar y el aire más puro. También, que las velas de los barcos que atracaban o partían insuflaban libertad a los sentidos, cobrando verdadero significado el Liberté, égalité, fraternité. 

Encontró trabajo y pasaje en uno de tantos barcos que iban y venían de Francia a Oriente, y navegó de puerto en puerto hasta que se hizo más apropiado el continuar primero en globo, con el hermano Montgolfier extraviado, y después en caravana, a lomos de animales cada vez más extraños. El último tramo, más duro, lo hizo a pie por caminos estrechos y verticales, que serpenteaban de templo en templo. 

Los monjes, poco acostumbrados a las novedades, lo miraban extrañados, y él, curioso, los miraba a ellos, tratando de atisbar en sus ojos y en las salas tras ellos al dios que buscaba. Les mostró un lienzo, el último que pudo pintar en su etapa de marinero, más fluido en el trazo y más real en el sentimiento, para que lo orientasen. Señalaron, sin excepción, a un templo todavía más elevado. 

Allí, a Pierre lo vistieron con una colorida túnica y le raparon la cabeza. Le enseñaron la historia de Buda, las Cuatro Nobles Verdades y el Karma. Por su parte, él, a solas, bebía la poca absenta que le quedaba y meditaba. Investigaba su interior -casi lamiendo el Nirvana- y el exterior –sala por sala, de templo en templo- y llegó a conclusión de que Dios no estaba dentro ni fuera, sino más allá. 

Recogió sus pocas cosas y huyó, de regreso a Europa.

viernes, 29 de junio de 2012

Explorando horizontes (1 de 3)


Llegó a Montmartre a principios del XIX, cuando la bohemia del barrio francés emitía sus primeros balbuceos, y el opio, aunque de tapadillo, era fácil de conseguir. Cada noche, fumaba, bebía y se bañaba desnudo en el Sena. Al borde del colapso, Pierre volvía a su pequeño estudio y en cama, mojado, soñaba que, como el Adán de la Capilla Sixtina, tocaba con sus dedos los dedos de Dios.

Pierre, que sólo una vez, y de pasada, había visto La Creación de Adán, la pintaba y la vendía todas las mañanas -más mística pero más real a cada amanecer – y con los pocos francos que conseguía y con los que, desde el pueblo, le enviaba su familia, malcomía y maldormía en la colina bohemia. Cuando tenía ocasión, se paraba a hablar con los artistas vecinos –con Arlette, la misteriosa poetisa de Nantes; con Baptiste, el bigotudo pintor de Calais; con Carolanne, la alegre cantante de Reims, etc. - …y aunque con sus obras todos daban vida a sus sueños, ninguno de ellos soñaba lo que él.

-He buscado también en Notre-Dame. Tanto afuera como dentro, todo allí parece hablar de Él, pero por más que lo busco, no lo encuentro.

-¿Te refieres a Dios? –Recostada en la hierba de un parque, Arlette conversaba distraída, observando en el aire cosas que sólo ella veía- Es escurridizo. –Se quedó callada, miró a Pierre- ¿Has oído hablar del Qomolangma Feng? Es una montaña. Dicen que está en Oriente, más allá de Jerusalén y de Persia. Pues bien, en esa montaña hay multitud de templos…en uno de ellos, rodeado de monjes silenciosos, vive Él.


lunes, 25 de junio de 2012

Asistencia médica


Tras el escritorio, mesándose la barba con el índice y el pulgar, el médico se recostó en el sofá. Cierta confusión empapaba sus gestos y azoraba su rostro académico. A duras penas tragaba saliva. A duras penas respiraba con normalidad.

Enfrente, al otro lado de la mesa de madera, el paciente empezaba a sudar ante la falta de diagnóstico.

-Dice usted que le duele el corazón –volvía a asentir el médico, recapitulando.

-Sí.

El médico cogió una vez más las radiografías y las contempló a contraluz. A continuación, dirigió su mirada hacia el ordenador.

-Sin embargo, su corazón está en orden. Tampoco lo achaco a depresión o ansiedad pues se le ve bien y tranquilo. A lo mejor me equivoco, claro… ¿cómo se encuentra?

El paciente, aunque algo nervioso, se encontraba bien y se lo confirmó asintiendo y con un “sí”.

El médico se revolvió en su asiento, incómodo. Una negativa se lo hubiese puesto más fácil. Una receta con ansiolíticos, una firma y un “vuelva en quince días” lo hubiesen resuelto. Tomó aire profundamente y, poco a poco, al soltarlo, una idea llegó a su mente. Se levantó y buscó en la estantería hasta dar con el libro adecuado.

De nuevo en la mesa, hojeó rápido el pesado volumen y plantó su dedo en una de las primeras páginas. Con una sonrisa, tendió el libro hacia el paciente. “Lea esto…y vaya hacia la camilla, por favor. No, no es tan grave. Está usted enamorado. En cuanto le hagamos un exorcismo estará como nuevo”. 





sábado, 23 de junio de 2012

Siniestro Total


Recuerdo (borroso) que la primera cassette de música que me regalaron fue de Siniestro Total. Fue mi primo, que por un cumpleaños me regaló el “En beneficio de todos” (el que por portada lleva una cara sonriente o triste, según mires el disco hacia arriba o hacia abajo). Posiblemente fue porque un día, hablando, le comenté que la noche anterior había visto en la tele a un grupo que cantaba una canción que decía “camino de la cama, es el mejor camino, sólo estar durmiendo es mejor que estar dormido” ; respondió que esos eran Siniestro Total y que a él también le gustaban.

Seguramente el “En beneficio de todos” y el “Ante todo mucho calma” (su famoso concierto de Valencia) fueron los discos que más he escuchado a lo largo de mi vida. Tanto, que las cintas, hechas polvo, las he reemplazado por Cd’s (el último, comprado precisamente esta semana). Me gustaría también decir que tengo todos sus discos, pero no es cierto…he echado cuentas y de los 23 discos han publicado (incluyendo recopilatorios y directos) “sólo” tengo 12 (cifra que está más que bien para un solo grupo).

Pese a esto, sólo los he visto en directo 2 veces: el 16 de Diciembre de 2000, en Ferrol y esta semana, el 20 de Junio de 2012 en Coruña.

En el concierto de esta semana me lo pasé como un enano. Y creo que, como yo, unos cuantos más, ya que, incluso con lluvia éramos muchos los que estábamos allí con paraguas o sin él, escuchando y cantando. Me sorprendió muy gratamente el nuevo enfoque que le dan a los clásicos, que ya de por sí me gustan. Y me sorprendió a más no poder el que incluyan canciones que me encantan y que nunca pensé que tocarían en directo:

Baño de sangre en Puerto Banús (cantada por Javier Soto)
Viene el verano (cantada por el bajista -todavía nuevo para mí- Óscar Avendaño)

¡Qué sigan por muchos años! (y si algún Siniestro Total -o exSiniestro Total- lee esto, ¡gracias por vuestra música!)

domingo, 17 de junio de 2012

Yo puedo

¿Que tengo un qué? ¿un blog?...vaya, es cierto...desatendido, pero lo tengo. 

Creo que va siendo hora que retome la actividad bloguera. Y si para ello he de sentarme unos minutos ante el ordenador hasta que aparezca la idea o la forma con la que envolver a la idea, pues que así sea. Por ahora, dejo por aquí un vídeo que conocí hace un par semanas. Uno de esos que te ayudan a abrir los ojos y condenar esos ridículos "no puedo" que a veces nos inmovilizan. 

¿No puedes? 

Claro que puedes: Tony Meléndez nació sin brazos y es guitarrista.