Ciertas situaciones del día a día me resultan tan chocantes que las tengo que vomitar en algún lado para no morir de vergüenza ajena.
Situación:
Llega un cliente, pausado, tranquilo, de americana, poblada barba blanca y tez morena. Lo atienden educadamente y él, con la misma buena educación con la que entró, se va.
¿Normal? Sí, si no fuera por los comentarios posteriores de la oficina:
A: ¡Menos mal que lo atendiste tú! ¡qué miedo!
B: Sí, ya te ví, escondiéndote.
Metalsaurio: ¿Por qué tenías miedo?
A: ¿Tú viste qué pinta? ¡daba mal rollo! ¿a qué sí?
Metalsaurio: A mí me tenía buena pinta. ¿Qué le pasaba?
A: ¡Que tenía mala pinta! ¿A qué sí, C?
C: Sí, Metalsaurio, tenía mala pinta.
Metalsauio: ¿lo decís porque era oscuro?
C: Pues sí.
A (de fondo): ¡era gitano!
Metalsaurio: tú también eres muy morena, podrías parecer gitana y no pasa nada.
A: no es lo mismo.
2 comentarios:
Vivir para ver...¿que se suponía que te iba a hacer el cliente? ¿gritarte? ¿acaso no es lo que hacen todos?... está claro que ser cliente unifica razas, credos y hasta filias a equipos de fútbol.
Pensemos en esta chorradita ya que sino nos echamos a temblar.....
Bueno...hay clientes y clientes ;)
Este se portó bien. Lo que me llamó la atención es verle mala pinta por ser de otra raza.
Confío en que iremos mejorando.
Un saludo!
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