Mantenía su mirada fija en un
perro más bien gordecho, el tipo de perro que si se queda quieto mucho tiempo
se podría confundir con un peluche relleno de espuma. Sin embargo, este perro
de mirada tierna, movía el rabo y no tenía etiqueta.
Dobló sus rodillas para acercarse
quedamente al can, que ladró bajito, ladeó su cabeza y se acercó al humano. Con
mucho cariño, el perro le lamió la cara, le puso de nuevo la correa al cuello y
se llevó a su mascota bípeda de vuelta a casa.
2 comentarios:
"...este perro de mirada tierna movía el rabo y no tenía etiqueta."
:-D
Fíate lo justo de los perros ;) al final, entre darles de comer, pasearlos y vacunarlos, bien podría pensarse que los amos son ellos, ¡jaja!
Publicar un comentario