lunes, 22 de abril de 2013

¿Manual de estilo?



Comentaba Ángeles en la entrada anterior que “Dicen los que saben mucho de esto que un texto está terminado no cuando no hay más que añadir, sino cuando no hay más que quitar.” y es éste un asunto sobre el que llevaba un tiempo pensando y que merece reflexión antes de posicionarse.

Reconozco que hasta hace poco la cuestión de si existe un forma de escribir que prime sobre las demás, si existe una absoluta “mejor forma de escribir” era algo a lo que no le dedicaba atención. Como mucho, identificaba patrones (temas, personajes, estilos narrativos) en mis lecturas y extraía rápidas (y por tanto sin valor definitivo) conclusiones sobre los requisitos que debe reunir una obra para lograr el éxito, entendido éste en su faceta más extendida, es decir, como un gran número de ventas. 

En mi opinión, calidad y éxito de ventas no siempre van de la mano. Puede haber y hay, calidad sin éxito ventas, y éxito de ventas sin calidad. Creo también que deberían existir más parámetros que las ventas para medir el éxito de un texto o de cualquier expresión artística…pero es aquí, al buscar esos parámetros que definen la calidad, cuando nos metemos en un terreno pantanoso. 

¿Cuáles son esos criterios? ¿Quién los establece? ¿En qué medida son objetivos? ¿Es más válida la opinión de un crítico que la opinión propia?  

Para responder a estas preguntas el que quiera puede incluso remontarse hasta Platón y a sus “ideales”, reflexionar sobre la existencia y el valor de lo objetivo y de lo subjetivo, y habrá quien, como yo, después de un rápido a examen  (y por tanto, también, sin valor definitivo) crea estar en el punto de partida. Con preguntas, sin respuestas. Pero con un trabajo mental detrás que creo que enriquece por cuanto cuestiona objetividades y subjetividades. 

¿Existe una mejor y absoluta forma de escribir? 

Según la corriente literaria de la que uno participe (como autor o lector), así será su respuesta. Y esas respuestas serán distintas según se le formula la pregunta a un autor de siglos atrás (Cervantes) o a un escritor contemporáneo (Dan Brown). Serán distintas si se le pregunta a novelista que a un poeta, a un dramaturgo o a un guionista de cine. 

Pueden existir autores y movimientos artísticos (recordemos las “vanguardias” que teníamos que estudiar en el instituto) que establezcan criterios, válidos para sí mismos y que debemos tener en cuenta para contemplar sus obras, pero que difícilmente sientan unas bases definitivas y atemporales sobre las que toda obra deba ser juzgada. Posiblemente lo que para ese autor o corriente sea la máxima expresión de perfección y belleza, para otro autor o lector, esa obra sea una plaga en forma de letras. 

Con todo esto quiero decir, aunque sin certezas, que considero que un texto puede ser bueno o malo en función de los criterios que se utilicen para juzgarlo y que por tanto no existen formas de narración que sean absolutamente mejores que las demás. Posiblemente, la cuestión se reduzca a que cada cosa tiene su público (aunque ese público se limite al propio autor) y cada público tiene sus gustos.

  

3 comentarios:

Ángeles dijo...

Planteas muchas cosas interesantes en tu entrada, que darían para mucho comentar, pero me limitaré a opinar que, al margen de los criterios, los estilos, intereses, etc, hay algo, creo yo modestamente, que hay que tener en cuenta siempre y que creo es un valor objetivo: evitar aburrir y cansar.

Sé que no está bonito autocitarse, pero a lo mejor te gustaría esto:

http://juguetesdelviento.blogspot.com.es/2012/12/la-regla-del-beso.html

Saludos.

Metalsaurio dijo...

Coincido en el valor del propósito de evitar aburrir y cansar.

Sin embargo, me cuesta verlo como un valor "objetivo" porque es dificil valorar si el que escribe tiene esa intención o no (se le presupone). Y habrá quien considera que lo logra y quien no.

Me parece un tema muy complicado en el que apenas tengo certezas.

Un saludo.

Ángeles dijo...

Pues es verdad, lo del aburrimiento no es tan objetivo, porque lo que a mí me puede parecer aburrido a otra persona puede parecerle muy interesante.

Pero, como dices, al menos la intención hay que tenerla :-)