domingo, 18 de enero de 2015

El jardín cucudrúlico VII (METALSAURIO 2015)



En un vuelo en picado a lomos del dragón, Metalsaurio regresó al jardín. No estaba despeinado, pues no tenía pelo, pero la sensación era la misma. Casi churruscado por la luz que lo elevó y le hizo tomar perspectiva, advirtió que el vuelo había sido largo y que el jardín estaba decorado para darle la bienvenida. Qué detalle, pensó. Los cucudralos, cucudrualas y cucudrules le habían preparado un cartel que decía “Feliz 2015” y lo habían adornado con las plantas fosforescentes que colgaban por todos lados. Animalitos. Tan fieros unas veces y tan cariñosos otras.

-Estoy aquí, peques dijo el Metalsaurio.

El dragón se acomodó en la orilla y de entre las escamas sacó la pipa. Mientras la alimentaba, miraba al dinosaurio, que en ese momento ese momento se ocupaba de poner algo de Iron Maiden en el hilo musical atmosférico del jardín.

Y ahora, con algo de perspectiva, con un año casi en blanco, ¿qué vas a hacer? inquirió el dragón.

Metalsaurio tardó un par de segundos en responder. Se le ensombreció el rostro. Y cuando comenzaban a asomar las primeras volutas de humo de la pipa del dragón, se echó a reír. 

Querrás decir mientras “¿Qué vamos a hacer?”. Pues vamos a seguir respirando, latiendo e imaginando. ¿Te parece bien? respondió el dinosaurio.

El dragón luminoso que fuma en pipa y es feliz ensanchó su sonrisa y dijo: Cuenta conmigo.