lunes, 11 de diciembre de 2017

Gula

Para pecar de lujuria y de pereza, visita las entradas anteriores: Lujuria y pereza

Hace no muchos años, en las más dispares situaciones, alguien contaba una historia con el propósito de hacer reír a sus contertulios. Y según su gracia, estos cuentecillos, estos chistes, se propagaban de boca en boca. Ayer caí en la cuenta de que habían pasado años desde el último chiste que me habían contado.

Hoy, curiosamente un día después, me han contado una retahíla de ellos. Viajaba en bus con la asociación de espeleología y mi compañero de asiento, Klaus, con acento finés, me preguntó si sabía donde colgaba Superman su capa. En su perchero, dijo entre una carcajada. Yo, que apenas retengo los chistes que me cuentan, sólo soy capaz de recordar ese, que fue el primero, y este otro, el último:

− ¿Sabes cómo se llama el animal verde que vive bajo tierra y traga piedras? El tragapiedras verde subterráneo.

Sonreí aliviado al ver que el viaje llegaba a su fin. A unos pocos cientos de metros del estacionamiento se encontraba la entrada de la cueva que íbamos a explorar. En cuanto terminamos de colocarnos todo el aparataje, entramos.  Es una cueva de boca grande, a la que se puede acceder totalmente de pie. Hacia la mitad del ancho pasadizo, hay un agujero y por él hicimos el descenso. Klaus, muy serio, se me acercó y me dijo:

− Si encontráramos una cueva tan profunda que fuera a dar al otro lado del mundo, y tiráramos una piedra, ¿crees que llegaría al otro lado?

No supe responder. Balbucé algo sobre la gravedad…primero le dije que no, luego que sí…y Klaus me cortó: no llegaría. Antes se la comería el tragapiedras verde subterráneo.

Ambos nos reímos y descendimos.

Ya había gente en el pasadizo inferior. Y nosotros estábamos a punto de llegar a él cuando comenzaron los gritos. Los haces de luz de las linternas se entrecruzaban. Klaus y yo, que estábamos al final de la expedición, nos vimos repente a la cola de la huida y de frente al peligro. Una criatura enorme, verde y con aspecto de cocodrilo se dirigía hacia a nosotros. A ritmo de cocodrilo. ¿Es el tragapiedras? Le pregunté a Klaus, que estaba paralizado y con la boca abierta.

Reaccionamos a tiempo y alcanzamos la cuerda que descendía desde el pasillo superior. Nuestros compañeros nos apremiaban con gritos. Mientras trepábamos por la cuerda podíamos ver al tragapiedras dando saltitos, dando mordiscos al aire.

Alguien le lanzó una piedra. El animal la atrapó en el aire y la trituró entre sus enormes mandíbulas. La tragó, eructó y siguió dando saltitos. Más piedras cayeron sobre él y las que no atrapó en el aire, se las zampó en el suelo. Como un perro que se come las migas.

Desde la galería superior lo observamos. El tragapiedras, además de comerse las piedras sueltas, había comenzado a mordisquear la roca. En cuanto lo perdimos de vista se escuchó un sonido continuo de tuneladora que muerde, digiere y comienza el camino ascendente. De repente frenó en seco y pudimos ver al tragapiedras descender rodando desde el túnel que cavaba. Estaba hinchado, muy hinchado. Dio unas cuantas vueltas sobre sí mismo y se echó a dormir.


Salvados por la gula del tragapiedras, nos marchamos. Klaus regresó al bus ensimismado, ligeramente sonriente. Reconozco que yo también sonreía. Y temblaba.

5 comentarios:

Rick dijo...

... Pero el vicio de la gula acabará con este mundo, ya que los tragapiedras terminarán comiéndoselas todas y al final la tierra quedará hueca, implosionando. Mal futuro. Y curioso cuento. Curiosa también la inclusión de los esos enormes tragapiedaras haciendo blues: por alguna extraña razón, podrían incluso cuadrar con la historieta.

Ángeles dijo...

Qué bonito!

Me ha gustado mucho, y además se confirma algo que todo aficionado a los cuentos sabe bien: que si nombras al monstruo, el monstruo aparece. Y más si te metes en su guarida :D

Me encanta el final, cuando Klaus y el narrador suben al bus asustados pero sonrientes. Es un final muy expresivo.

Metalsaurio dijo...

No lo había previsto, Rick, pero ahora que lo dices, también veo el apocalipsis en forma de tragapiedras goloso y blusero.

Muchas gracias, Ángeles. Me alegro de que te haya gustado. Muy inconscientes ambos, Klaus y el narrador :)
¡Un saludo!

Soros dijo...

Hace que no venía por aquí, Metalsaurio, pero ha valido la pena.
Buen año 2018.
Saludos.

Metalsaurio dijo...

Muchas gracias, Soros!

Feliz año!

Un saludo.