Estimados Sres. De la
Academia de Historia Internacional:
La controversia sobre el
origen del Colón es una sombra que sobrevuela constantemente y de
vez en cuando aterriza para dar que hablar. Muchos lo consideran
italiano –genovés–, español
-catalán, gallego– o portugués. Es curioso comprobar que los
enigmas más difíciles de aclarar son los que tienen la solución
más a la vista, y es que, como se suele decir, en ocasiones los
árboles ocultan el bosque. Para arrojar luz y zanjar disputas, me
complace aclarar que como su propio nombre indica, Cristobal Colón,
nació en Colombia.
No
pretendo grandes homenajes por este descubrimiento, ya que siendo
algo tan evidente, me sonrojaría igual que si pretendiesen premiarme
por afirmar verdades universales como que las cosas caen hacia abajo
o que la Tierra es plana.
Volviendo
al tema del famoso aventurero, me gustaría aclarar también que
Colón, en su calidad de colombiano, tenía claro donde se hallaba su
tierra y por tanto no descubrió América, simplemente nació allí.
No por esto debemos dejar considerarlo un descubridor, puesto que
comandando los barcos Malpelo, Roncador y Serrana desembarcó en
Baiona –Galicia– y extendió los dominios colombianos por toda
Europa. En su idioma y costumbres está la huella. ¿Por qué algunos
pueblos europeos todavía no hablan la lengua de Colón? No son más
que restos de cultura precolombina. Es un tema apasionante pero que
se aleja de la intención aclaratoria de esta carta.
Espero
haber sido de utilidad y que esta carta sirva para actualizar los
contenidos de los libros de historia.
A
sus pies me pongo, y, como siempre: ¡Viva Colón! ¡Viva Colombia!