El puente, cuya horizontalidad el pilar sostenía, contemplaba cómo por sexto día y desde sus raíces, un gigante brotaba del cosquilleante acariciar de los sprays de Miguel, que sobre las rocas abrazadas a la columna iba y venía, subía y bajaba dando forma más a un Atlas que a un Moisés mientras, también el sol iba y venía, subía y bajaba, dando forma a los días con su presencia y paso a la noche con su partida.
Terminada su obra, Miguel miró al pilar, orgulloso, pero no tanto como para no lanzar su último bote de spray contra el gigante: ¡Habla!
El gigante, atónito, le devolvió la mirada a su creador. Agarró a Miguel, lo subió a su hombro y sonriente, pero silencioso y a buen paso, olvidó el puente y se marchó a donde marchan los gigantes recién amanecidos.
Terminada su obra, Miguel miró al pilar, orgulloso, pero no tanto como para no lanzar su último bote de spray contra el gigante: ¡Habla!
El gigante, atónito, le devolvió la mirada a su creador. Agarró a Miguel, lo subió a su hombro y sonriente, pero silencioso y a buen paso, olvidó el puente y se marchó a donde marchan los gigantes recién amanecidos.
3 comentarios:
Es muy flash eso....
Axel Rudi Pell! (Y)
Muchas gracias, Mil.
Un saludo.
Y que lo digas que es de las que me gusta, hay tres comentarios mios por ahí danzando... Gracias por acordarte :) Dile a tu amigo que le vaya bien en Mostoles, ahí tienen el ISE de Repsol, no se muy bien que se hace pero sí que se maneja pasta.
Me has recordado a Bárbol llevando hobbits con el graffitero Miguel
Un abrazo bro
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