y la historia que he presentado, la siguiente:
A través de la cortinilla que separaba la pista de los camerinos y las jaulas, una figura en tutú saltarín, de bailarina, se silueteaba contra las luces y abría la puerta del vestuario. En él, un payaso, ya ennarizado y a medio maquillar, hacía cuentas sobre un papel: La bailarina no era rubia, no rugía, y se negaba a saltar por el aro de fuego. Estaba entrada en carnes…y la comida de los leones comenzaba a escasear.
2 comentarios:
Tiemblan los leones porque la bailarina no ha comido aun y echa de menos los bocadillos de panceta de leopardo que se tomaba :)
Magnífico microrrelato, me ha encantado quillo, diría que con menos presupuesto y en menos tiempo has dado un repaso a Balada de la trompeta.
jajajaja! Pues como se como a los leones, vete tú a saber si luego se zampa al payaso también!
Aún no he visto la balada de alex de la iglesia, espero que sean argumentos distintos y evitarme así que me llamen copieta :D
Me alegro que te guste,
Un saludo!
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