Incapaz de avanzar con una historia por delante y el rastro de otra por detrás, el cursor de Word parpadea, empecinado como un burro y pidiendo a gritos un paréntesis para tumbarse sobre él. Tanto se aferra a su inmovilismo que me doy por vencido, apago el ordenador y me acuesto.
En la oscuridad, recuerdo a los grandes. Doy vueltas y más vueltas pensando en cómo ganaban su batalla contra la pluma, el bolígrafo o la máquina de escribir…en los negros de Dumas, en el vino de Hemingway y en…ay, Tolkien, ¿con qué cargarías tu pipa?
Y sigo dando vueltas. Pero con cuidado, porque con el sueño y mis giros, en cualquier momento despertaré al monstruo de debajo de la cama y a los demás, a esos que durante el día se esconden y al abrigo de las sombras pululan a mi alrededor y confabulan para que nada ni nadie hable de ellos.
2 comentarios:
Por un momento miré debajo de la silla por si me encontraba con un trajeado de standart&pool que me recalificara!
Pero no :)
En año de Dickens creo que si viviera hoy en día tendría muchos mas argumentos que en su época para escribir.
Un abrazo crack!
Para bien o para mal, los de Standard & Poors no son imaginación sino una realidad bien contundente...
En cuanto a lo de Dickens, totalmente de acuerdo!
Un saludo, Carlos.
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