viernes, 11 de enero de 2013

Dragones: Texux (4 de 5)



Hay historias que en la voz de un abuelo suenan y convencen mejor que las que cuentan, cada vez menos, los ciegos que piden limosna y tocan el acordeón. Esta que narro a continuación es una de esas historias de abuelo, que remite a una noche de guerra con bombas cayendo no demasiado lejos de las trincheras que ocupaban y a un compañero que, como él, era militar de circunstancias, y le contó por primera vez la historia.

Lo recuerdo sentado en su sofá o sobre mi cama, contando la historia tantas noches como se lo pidiese y siempre con el mismo énfasis e ilusión:

Hace muchos, muchos años, en el claro corazón de un bosque que con sus ramas acariciaba las estrellas, un mono recogió dos palos y los frotó con saña, el uno contra el otro, hasta que de ellos surgió una estilizada columna de humo. Al poco tiempo, también saltaron unas chispas e instantes después, en cuanto  prendieron sobre la hierba seca y se hizo la llama, el mono miró al fuego –el primer fuego provocado- y se encontró cara a cara con el rostro del Texux I, Primer Dragón de Fuego, Padre de Dragones. Fue entonces, dicen, cuando del susto, el mono evolucionó en hombre.

Comprenderéis que con cuentos como el de mi abuelo, me resultaba más fácil pasar la noche en vela, soñando despierto con Texux que pasar la noche dormido a riesgo de perderme el vuelo del dragón ante mi ventana, si es que algún día se dignaba a pasar. 

Mis padres pronto se preocuparon por verme adormilado durante el día y despierto cuando debía dormir, así que, con el tiempo, las historias de mi abuelo sobre Texux quedaron limitadas a las noches del fin de semana. Sin embargo, con ellas, aprendí a ver entre las llamas cotidianas -mecheros, cigarrillos, chispazos- a toda la prole del gran dragón flamígero. Los veo también arrasar bosques cuando se enrabietan y también ayudar con la cocina si están de buenas.

Quizá os preguntéis si alguna noche, desde mi ventana, he conseguido ver a Texux I, uno de los cinco dragones primigenios, Creadores y Amos del Todo. La respuesta es no. Sí lo he visto, en cambio, en mi visita al volcán de Creptor. En cuanto me alejé de la excursión y me asomé a la boca del volcán, allá al fondo, le vi. Me habló, incluso, en esa particular forma que tienen los dragones de dirigirse a uno. “Me caes simpático, chaval” dijo telepáticamente. Le pedí a gritos – no domino la telepatía- que lo quería ver, inmenso como es, en el cielo, volando. Respondió con una llamarada al aire y con un “Hoy no toca”.

2 comentarios:

Ángeles dijo...

"Hoy no toca" :-D
Tiene cachazas el dragón, nunca lo hubiera imaginado. Y eso que le caía bien el chico...

Ah, así que el mono evolucionó a hombre a causa de un susto... Pues mira, ahora ya me explico muchas cosas...

Metalsaurio dijo...

Ahora que lo releo, ¡también es preocupante la posibildiad de que con otro susto volvamos a primates! ¡jaja!

Un saludo.