“Dame un besito” dijo la pija alta a su clon 20 centímetros más bajo tratando de modular el tono de su voz a lo que suponía era la elegancia con la que hablaban las escuchumizadas modelos de París. Sin darle a tiempo a reaccionar, la alzó en el aire y mientras aún brazeaba al sentir que sus pies ya no tocaban el suelo, le estampó un sonoro beso en la mejilla, imprimiéndole su sello y sus babas que al reccionar con el maquillaje de la pequeña pija provocó que el Universo se combase varias veces sobre si mismo para escapar a lugar donde no matan a estacazos a focas cuya sangre salpica la sotana de un Papa que se enfrasca en partidas de ajedrez sin Reyes, donde el grunge se suicidó antes de nacer, y donde las pijitas que quieren crecer pronto para ser pijotas tienen cacolas en la punta de la nariz.
Sin realidades de su gusto a las que huir, el Universo se estabilizó, no sin antes estar seguro de que a una de las dos pijas le estallaba la cabeza como una sandía con un barreno en elinterior. A la otra, claro, no le quedó más remedio que ir de compras.
“¿Y tú qué miras?”
“Nada”
5 comentarios:
Querido Saurio, supongo que esta historia encuentra su base en un episodio autobiográfico. Quizá, y esto es ya por escapar un poco del curro, el gran Metalsaurio tocaba la guitarra en una esquina de la ciudad. Puede que las dos pijas, la alta y la baja, se pararan justo a su verita, vera. Incluso es posible que una de ellas estuviera buena, y el Saurio, que me atrevo a decir que últimamente anda un poco falto de cariño, se quedara mirándola... tan enellamismado, aunque fuera una pija, que su guitarra también enmudeciera. Ella, confiada, segura de si misma y su belleza, le replico al réptil, y éste, sumiso ante tal hermosura no pudo más que humillarse.
Ni buena estaba, ni buena...
De todas formas, seguro que otro día habrá más suerte...
...y le estalla la cabeza ;)
jaja...
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