Sucedió en uno de esos oscuros callejones en los que todos pensamos al evocar el Londres victoriano. Era medianoche y tras las nubes de duro algodón grisáceo se ocultaba, arriba, la luna y abajo, bien embozado, todo aquel que se suponía en casa, amantadito y durmiendo.
Flotaba en las calles el discreto rodar de los carruajes, algún caballo al piafar y gemidos ahogados tan cargados de sexo, como de impaciencia los testículos de los apurados clientes del callejón.
Una sombra elegante, masculina, se apostó a la entrada, contra la pared, buscando con la mirada una chica con la que entretenerse. Y la encontró. Le hizo señas para que se acercase. Ella sonrió y lo invitó a entrar en la calleja. Accedió.
-¿Jack?
Y mientras avanzaba, Jack sacó del interior del gabán una cuchilla de barbero en la que se reflejó una luna grande y llena, en su punto para convertir en lobas a todas las prostitutas sedientas de venganza.
Flotaba en las calles el discreto rodar de los carruajes, algún caballo al piafar y gemidos ahogados tan cargados de sexo, como de impaciencia los testículos de los apurados clientes del callejón.
Una sombra elegante, masculina, se apostó a la entrada, contra la pared, buscando con la mirada una chica con la que entretenerse. Y la encontró. Le hizo señas para que se acercase. Ella sonrió y lo invitó a entrar en la calleja. Accedió.
-¿Jack?
Y mientras avanzaba, Jack sacó del interior del gabán una cuchilla de barbero en la que se reflejó una luna grande y llena, en su punto para convertir en lobas a todas las prostitutas sedientas de venganza.
3 comentarios:
Gracias por tu visita y el comentario. Vendré a leerte con un poco más de tiempo. Promete tu blog.
Felices fiestas!!
¡Magnífico microrrelato!
Piotr hubiera querido estar ahí, entre la navaja y las garras :)
¡Felices Fiestas crack!
Gracias, Rosg, y bienvenida :D pásate siempre que quieras.
Felices fiestas a tí también, Carlos. Piotr, al lado de los buenos, claro :) (las buenas, en este caso)
Un saludo a ambos.
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