-¿A que parezco de un cuento? ¿De cuál quieres que sea?
-Del que quieras.
-Del que quieras tú. Uno que te guste.
Cerró los ojos mientras, recostada en el sofá, esperaba un cuento en el que adentrarse de la mano del sueño y una caja musical a medio abrir.
-Uno de esos que empiezan por “Érase una vez…”
Cerró los ojos y voló al país de los caballeros y los castillos, de las princesas y los dragones, y todavía más despierta que dormida, contempló los aposentos de una reina que tumbada en la cama y aburrida jugaba sin ganas con una caja de música y soñaba ser plebeya.
-Del que quieras.
-Del que quieras tú. Uno que te guste.
Cerró los ojos mientras, recostada en el sofá, esperaba un cuento en el que adentrarse de la mano del sueño y una caja musical a medio abrir.
-Uno de esos que empiezan por “Érase una vez…”
Cerró los ojos y voló al país de los caballeros y los castillos, de las princesas y los dragones, y todavía más despierta que dormida, contempló los aposentos de una reina que tumbada en la cama y aburrida jugaba sin ganas con una caja de música y soñaba ser plebeya.
2 comentarios:
Ni la mejor cartografía por mas que la tecnología avance, podrá delimitar tan bella frontera, trazar el limite de un cuento,
o de un sueño, o
de la realidad.
Me encantó quillo
Bueno Piotr tal vez :)
:D a mí de la impresión que me ha quedado algo flojillo, pero me alegra oir tus palabras.
Un saludo!
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