“La felicidad no es completa sin una cabra tocando el violín”
Con esta frase hacen alusión en la comedia romántica Notting Hill (como el barrio londinense, del que toma el nombre la película) a la cabra del cuadro de La Mariee, de Marc Chagall. Que conste que, al menos en mi caso, puedo ser completamente feliz sin una cabra tocando el violín, sobre todo cuando la cabra tiene una cara tan inquietante como la del cuadro.
Por otro lado, ¿de verdad a alguien le interesan los motivos que están detrás de la sonrisa de la Mona Lisa cuando hay una cabra –¡a saber con qué intenciones!- con un violín? (centrándonos en Leonardo Da Vinci: ¿no es más interesante saber cómo se llamaba el armiño de La dama y el armiño? De entre todos los armiños del mundo, ¿por qué ese?) Lo de cabra del violín es curioso porque, más allá del hecho de que sepa tocarlo, por lo que veo en Google, reaparece en algún cuadro suyo más.
¿Y adónde quiero ir a parar con tanto rollo sobre Marc Chagall y sus cabras? A Henri Matisse, ¿y qué tienen que ver Marc Chagall con Matisse? Pues que pensaba que el cuadro de La Mariee era de Matisse. ¿Y qué tiene que ver Matisse con este blog? Pues que tengo un marcador de libros con su cara –autorretrato, más bien-. Hale.
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