-Puede usted repetir al jurado los motivos de su agresión?
-La hebilla...ya le dije...
-La hebilla, qué?
-Que la hebilla era grande. No grande en plan normal, sino grande, grande. Y algo había que hacer, no? digo yo, vamos. Es que veo una hebilla tan grande y colorida en un señor tan pequeño, que ya sabe usted...
-No, no sé. Qué pasa?
-Pues que era una hebilla muy grande para un señor tan pequeño. Y no tengo nada contra los enanos, eh? que, mire usted, mi hijo menor todavía es pequeño, y no le pego por ser pequeño...
-Entonces, afirma que le pegó al señor bajito por llevar una una hebilla grande?
-Hombre, sí. Y no le iba a pegar? si en la hebilla había dibujado un paisaje y todo: una playa con cocoteros, un volcán de fondo. Usted no haría lo mismo?
-Quién sabe, querido acusado, quién sabe?
Y en la sala entró un metalsaurio, con un guitarra forjada en lava volcánica y tocó un solo lleno de blues y pasión que todavía puede escucharse en las noches de luna llena.
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