Malik Boobaloo era un somalí pobre entre los pobres, desnutrido, semianalfabeto, tullido por la guerra y lector del New York Times. Todos los días recorría 20 kilómetros desde su pequeña aldea para llegar a Mogadiscio y recoger la edición internacional del periódico neoyorquino del día anterior que amablemente le daba el botones del Hotel Palace a cambio de dar unos saltos para los turistas y hacerse pasar por masai.
Lo que más le interesaban eran las páginas de economía; por eso al llegar de Mogadiscio se sentaba en la acogedora nada que rodeaba y a la vez rellenaba la aldea y leía con fruición esas hojas que los blancos decían que eran de color salmón.
El tema que últimamente le traía de cabeza era la crisis hipotecaria que recorría los Estados Unidos y que, lógicamente –eso no le escapaba a un somalí medio como él- se extendería a Europa. Sentía angustia por esas gentes blancuchas y blanditas ya que de seguir así la situación no tendrían suficiente dinero para pagar sus hipotecas.
El pánico se apoderó de él y, recordando el crack de Wall Street de 1929, corrió todo lo que puede correr un somalí pobre entre los pobres, desnutrido, semianalfabeto, tullido por la guerra y lector del New York Times hasta la cabaña más alta de la aldea, subió a su débil tejado de paja y caca de ñú y se lanzó desde él.
2 comentarios:
Éste me ha gustado aún más. ¡Cojonudo! Sólo un fallo: el crack fue en 1929, jeje.
Arreglado.
Era para ver si alguien se daba cuenta...ejem, ejem :)
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