El dragón azul desplegó sus alas y voló. Surcó los cielos del Mizz, tierra fantástica en la que moraba, y dirigió su vuelo hacia el mundo real, denominado así por sus habitantes, pero igual de real que lo era el Mizz para el dragón azul e igual de fantástico que lo era para el dragón el mundo real de los humanos.
Sabía de las prohibiciones acerca de dejar el Mizz, y también sabía que pesaba la misma prohibición para los descendientes parlanchines de los monos pero que sin embargo, éstos no la cumplían, y que tras siglos de negación y ataque al Mizz lo estaban convirtiendo más humano, más peludo. Y así las cosas, rotas y olvidadas las normas, se consideraba libre para volar por donde más le placiese.
Sobrevoló distintas ciudades, varios pueblos y eligió un pueblo mediano, ni grande ni pequeño, ni bonito ni feo; y tomó tierra en su plaza principal y paseó por ella…
-Mira, mamá, un dragón lapislázuli!
-Ay, hija, no seas pesada…
Y el dragón se dio cuenta de que lapislázuli era una palabra ridícula y de que tenía mucho trabajo por delante si quería que los pocos descendientes parlanchines de los monos que aún podían verle le llamasen simplemente “dragón azul”.
Se encaramó a un amplio tejado y encendió su pipa. Y fue feliz.
Sabía de las prohibiciones acerca de dejar el Mizz, y también sabía que pesaba la misma prohibición para los descendientes parlanchines de los monos pero que sin embargo, éstos no la cumplían, y que tras siglos de negación y ataque al Mizz lo estaban convirtiendo más humano, más peludo. Y así las cosas, rotas y olvidadas las normas, se consideraba libre para volar por donde más le placiese.
Sobrevoló distintas ciudades, varios pueblos y eligió un pueblo mediano, ni grande ni pequeño, ni bonito ni feo; y tomó tierra en su plaza principal y paseó por ella…
-Mira, mamá, un dragón lapislázuli!
-Ay, hija, no seas pesada…
Y el dragón se dio cuenta de que lapislázuli era una palabra ridícula y de que tenía mucho trabajo por delante si quería que los pocos descendientes parlanchines de los monos que aún podían verle le llamasen simplemente “dragón azul”.
Se encaramó a un amplio tejado y encendió su pipa. Y fue feliz.
1 comentario:
Me ha dado pereza comprobarlo, así que lo pregunto: ¿estaba "lapislázuli" incluída dentro de la lista de palabras que suenan gays?
Supongo (espero) que sí.
Saludos
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